Desafío a la vejez
Cuando yo   llegue a vieja
-si es que llego-
y me mire al espejo
y me cuente   las arrugas
como una delicada orografía
de distendida piel.
Cuando   pueda contar las marcas
que han dejado las lágrimas
y las   preocupaciones,
y ya mi cuerpo responda despacio
a mis deseos,
cuando vea mi vida envuelta
en venas azules,
en profundas ojeras,
y   suelte blanca mi cabellera
para dormirme temprano
-como corresponde-
cuando vengan mis nietos
a sentarse sobre mis rodillas
enmohecidas por   el paso de muchos inviernos,
sé que todavía mi corazón
estará   -rebelde- tictaqueando
y las dudas y los anchos horizontes
también   saludarán
mis mañanas.
Gioconda Belli

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