Letanía
Distancia entre un recuerdo y su huella.
El espacio que queda
entre una decisión y su renuncia.
La vibración de la luz cuando
se extingue en el ocaso.
El trazo con que la imaginación dibuja los
lugares
donde nunca hemos estado.
Texto y vídeo de Juanan Requena
En ocasiones hay que plantarse: definitivamente hemos de ser quienes somos y mostrar nuestras cartas boca arriba. Sin embargo, no todo el mundo es capaz de comprender nuestros gustos o disgustos; lo que de verdad anhelamos o lo que no deseamos.
Hace unos días, en el transcurso de un café con una amiga charlábamos de todo esto, y fui consciente de en cuántas ocasiones uno ha de morderse la lengua para que el mundo siga su ritmo; de las decenas y decenas de veces que hemos de renunciar a aquello que de veras queremos para que los que te rodean, simplemente, no vean alterada su comodidad.
La gran duda es: ¿hasta dónde?, ¿cuál es el límite de renuncia?, ¿cuándo es el momento de decir "yo sueño con esto" y no voy a ceder más? y ¿quién dice hasta cuándo?
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