Salir de casa,
poner las manos al volante,
dejar que vuele el silencio,
que el paisaje te atraviese,
estar quietos y movernos,
deambular por los senderos,
mirar las nubes, eternas,
y ver, ver más allá de ellas.
Salir de casa para volver después,
pasadas las horas,
pasados los días.
En el camino estaba el sentido:
hay hilos que siempre nos llevan.
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