La vida te zarandea
entre gozo y displicencia,
y sucumbes sin dudar
ante aquello que negabas:
te sabes otra, distinta.
No serás, acaso, ya
hoja en el agua marchita,
sol oscuro en la mañana,
mar callado sin sus olas.
Rememoras viejos tiempos
en los que fuiste dichosa.
Hoy, miras a tu alrededor
y aceptas serenamente
que todo sea como es.
Cómplice, le susurras
a la yo que fuiste tú
que vives y que viviste.
1 comentario:
Poema y foto se funden en un solo sentir. Creo, no obstante, que el ritmo de los versos, a partir de la mitad, fluye con dificultad. Enhorabuena.
SHERPA
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