4 dic 2015

Paradoja


Me senté, dispuse mis nervios en orden, ralenticé el ritmo de mis pensamientos y dejé fluir la emoción que brota cuando defiendes ante un tribunal experto más de diez años de trabajo, desde aquella lejana primera vez en la que recorrí una ciudad con una guía de viajes tan peculiar que no lo parecía. Entonces me atrajo la textualidad del viaje y, finalmente, lo llevé hasta el lugar desde el que creo que puedo aportar algo a la sociedad: las aulas. El pasado día 30 defendí mi Tesis Doctoral, 1014 páginas repletas de trabajo, esfuerzo, ilusión y reflexiones hondas sobre el turismo de masas, el viaje imposible y la educación actual. Ahora soy  Doctora; sin embargo, me siento viuda: no tengo que terminar el trabajo de tantos años. De repente, todo ha sido. Fue. Y ahora, ¿qué nuevo camino emprenderá mi espíritu aventurero?