17 feb 2018

Útil


Estos días ando inmersa en las clases que estoy impartiendo a otros profesores. Aunque intento centrarme en algunos asuntos que tengo desatendidos, mi mente está focalizada en la comprensión lectora, en el proceso de escritura, en los anclajes de la creatividad, en las estrategias para mejorar la metodología didáctica y, en definitiva, en conseguir que, de alguna forma, los profesores transformemos a los alumnos pasivos en alumnos motivados, comprometidos con su aprendizaje, empáticos, conectados con el mundo real (y menos con el virtual). Sé que mi eco es de corto alcance; sin embargo, tengo la sensación de que hablar desde la experiencia de los aciertos y los errores, de que contar lo que me apasiona y transmitirlo con honestidad, es algo que se traduce en belleza. No sé bien cómo explicarlo, tal vez en el fondo todo se reduzca a que me siento útil. Y es gratificante. 

8 feb 2018

En un café


[Yo. Julio, 2008. Cabo de Gata.]

Ayer, mientras compartía un café con un colega, me dijo, de repente y sin que hasta ahora hubiésemos llegado a ninguna confesión personal: "ayer me dijo mi hijo: -Papá, nos has dedicado la vida. Gracias". Yo, quemándome con el café ardiente lo miré y le sonreí. Le dije que, pasados los años y viendo a los hijos propios desenvolviéndose en la arquitectura del día a día que se hayan diseñado de forma satisfactoria, no puede haber un reconocimiento más alto. Y mi compañero añadió: "No me arrepiento de nada. De joven tuve la oportunidad de hacer proyectos y diseñar para los grandes, pero decidí dedicar mi tiempo a llevarlos de un sitio a otro, a ayudarlos en las tareas del colegio, a estar con ellos, a jugar. ¡Y qué mejor cosa podría haber hecho! Los logros profesionales son para otros, yo ahora sé que tomé la mejor decisión". 
Él terminó su café, yo el mío. Ambos nos dirigimos a la siguiente clase. Pero esa conversación no me ha abandonado desde ayer. Un hombre en paz consigo mismo. Ahí está el ejemplo de todos los manuales de autoayuda de hoy en día, de todas las corrientes tan chic como el Midfullness y demás. En realidad, nada es moderno; lo esencial pertenece a la sensatez atemporal: lo que importa, lo que nos mueve, es el amor. Cada uno pone el foco donde quiere: los poderosos, en el poder; los ansiosos del éxito, en el aplauso; un padre, en su familia.
Esta vida... ¡qué simple y compleja a un tiempo! ¡Cuántas aristas y vértices que modifican el prisma de colores! ¡Qué absurdo vivir haciendo malabares con los recuerdos, con los proyectos de futuro, con los anhelos incumplidos, con los sueños rotos! ¡Qué necesario es mirar alrededor para darnos cuenta de que lo que importa es que tu hijo, pasados los años, sea feliz por haberte tenido como referencia! 

4 feb 2018

Historia de un día



Despertarme a las 6, cuando aún todos duermen.
Abrir la ventana y otear el horizonte.
Ver amanecer.
Respirar el aire frío de la mañana.
Dirigirme, sigilosa, hacia la cafetera.
Paladear despacio y en silencio el café y su olor.
Sentarme en la mesa del despacho.
Colocar los dedos sobre el teclado.
Adentrarme en los pensamientos, que vuelan.
Organizar palabras, estructurarlas, darles forma.
Vivir dentro de las ideas que van apareciendo en la pantalla.
Saber que vas creando, que vas creciendo en lo que haces.

Abandonar la mesa cuatro horas después.
Conducir al lugar donde siempre fui yo.
Ser esa otra parte de mí que también me define.




Y así ir conformando un día hermoso...
Palabras, ideas, caminos, hombros cercanos.
Terminar en la noche con una copa de vino tinto entre los dedos.
Escuchar el silencio de la casa.
Saberme viva.