15 oct 2014

Darío [21- 09- 2014]



El destino ha querido que no sea el día 19 como calculaban los médicos, sino el 21 de septiembre. No podía ser de otra forma.
Nacía a las 14:08 h. con los ojos muy abiertos, como si estuviese lleno de interrogantes sobre este mundo. El calendario, desde entonces, se ha convertido en una nube en la que vivimos su padre, yo y todos los que lo esperábamos. Esta semana nos ha regalado sus primeras sonrisas.

Durante los meses que ha latido dentro de mí le he ido escribiendo una especie de diario, a medias entre lo que le deseaba contar a él y lo que me quería decir a mí misma. Ahora que pretendo escribirle en público en estos halos que serán más azules aún, solo puedo decir que lo miro y me parece un auténtico milagro; sin embargo no dejo de cuestionarme cada día si lograré ser una buena madre para él, si podré transmitirle la autenticidad como uno de los valores que lleve por bandera, si sabré hacerle sentir que la lectura es la mayor riqueza que podrá atesorar... y cientos de interrogantes más que se me plantean cada vez que lo miro y lo acurruco en mis brazos. 

Se llama Darío, nombre persa que significa "el que hace el bien". Ojalá sea una buena persona, ojalá tenga una infancia feliz y una vida plena, ojalá sepa saltar los obstáculos y hallar la fuerza necesaria para pintar en su día a día un bosque de sonrisas, ojalá un día se mire en su padre y en mí y se reconozca.

Y cierro este post, el más especial de cuantos he escrito hasta ahora, con un poema, también el más especial que pueda poner aquí: el que su padre le ha dedicado. 


DARÍO [21-09-2014]

En la cima del tiempo,
con los ojos enormes como esponjas de luz,
su nombre se abre paso entre los brazos,
otea en los azules de un lento porvenir,
se sacia de los días primitivos
que poco a poco esculpirán su ser.

Plenitud ilusoria de todos los comienzos:
después lo acuciarán los miedos,
la dolorosa paz de las caricias,
los errores, las treguas, los recuerdos,
las palabras confusas, los adioses,
esa inercia sutil de cuanto vive.

Con los ojos enormes, en la cima... 




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