17 dic 2009

Transeúntes




I.







II.






III.






3 comentarios:

sito dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=8YFxgEp2O6c

Anónimo dijo...

El tríptico está impregnado de simbolismo.
Nos lleva del recargamiento de las tazas envueltas, protegidas en su fragilidad, hasta la ausencia o vacío.
Un bello proceso de desprendimiento nihilista que encuentra su sentido profundo en la fotografía II, engarce necesario.
Lo que más conmueve es la inmovilidad fría de los objetos que usamos y compartimos y que luego nos abandonan. Porque en ellos habita una parte imperecedera de nosotros mismos.
Buen título.

Isabel Martínez Llorente dijo...

@Sito: Gracias por el poema pero yo prefiero tu foto, la de "happy". ¡A ver si fuera posible!

@Anónimo: Estos días he encontrado un párrafo magnífico sobre el valor de los objetos y he decidido dejártelo aquí:

"Una de las desventuras de la vida es que el gozo de ver y hablar al ser amado no deja recuerdos definidos. El alma debe de estar demasiado embargada por sus emociones para observar con atención lo que las produce o lo que las acompaña. Ella misma es sensación. Y acaso precisamente porque estos goces no pueden ser gustados por el recuerdo a voluntad, se explica que se renueven con tanta fuerza cuando algún objeto viene a sacarnos del ensueño consagrado a la persona que amamos y a recordárnosla más vivamente por alguna nueva relación". Stendhal, Del Amor.

¿Los objetos tendrán alma? Ya Saramago pensaba en cuál sería la vida de éstos tras apagar la luz de la habitación y dejarlos solos ("El otro lado", publicado en su blog el 7/X/08). Y Carlos Castilla del Pino los llamaba "tiradores de la memoria". Tal vez lo mejor sería que no tirasen de nada y que no tuviesen alma, pero en palabras de Sabina "Y sin embargo".

Tu interpretación, acertada, me conmueve porque compartimos sensibilidades.

@A los demás: Me habéis hecho llegar algunos comentarios sobre las tres fotos, sobre el hueco de la tercera, sobre la incógnita, el vacío... El valor de una imagen estriba, tal vez, en la capacidad de sugerencia. Así que no seré yo quien diga que las dos tacitas son un regalo de mi hermana u otras cosas que podrían deslucir la posible luz o sombra que tengan. Lo siento... pero podemos jugar a crear la historia (una nueva) de estas tazas.

Salud para todos y ¡aventuras!
Gracias por pasaros por este rinconcito azul.