14 mar 2011

El vagón del tren




Han de tener unos dieciocho años. Ella luce una melena castaña larga y lacia. Él es moreno con cara, aún, de niño. Llevan entre las manos un puñado de apuntes que, según he olfateado, hablan del Madrid de 1934 y de generaciones de poetas -dentro de un rato leerán a dúo, intercambiándose papeles, Romeo y Julieta-. Él se abalanza sobre ella y la besa, hunde sus dedos en su pelo y así la mira, embelesado, enamorado. Mientras, ella, vergonzosa y sonriente, le devuelve el beso y cierra la cortinilla para que los oculte de las miradas ajenas que quedan al otro lado del andén. Pasados unos minutos, se comen unas galletas y ven galopar el paisaje efímero.

A ese mismo ritmo siento que pasa la vida. Hace demasiado tiempo que yo tuve dieciocho años y tomé este y otros trenes que me llevaron al amor imposible de la tragedia shakesperiana y a amores posibles que pronto se tornaron, igualmente, imposibles. Miré correr los paisajes desde aviones que volaban demasiado altos y vi caer árboles en estaciones de excesiva candidez.

Ellos son ajenos a las encrucijadas de la vida, aún tienen en la mirada esa pureza de la juventud indolora, ese mar en calma que guarda, en sus profundidades, todos los huracanes del sistema planetario.

Los observo desde el asiento de atrás, lejana, contemplando sus reflejos en la ventanilla que ya han abierto para dejar que el mundo los vea pasear dichosos su amor. "Sí, te quiero", susurra él.

Ojalá les dure tanta ilusión, tanta juventud. Ojalá sus finales sean la antítesis de la tragedia que leen a medias. Y si de repente caen, ¿qué es la vida? Yo me abismé muchas veces y, como dice Cabrera Infante en las primeras líneas de La ninfa inconstante, "no me interesa eliminar y mucho menos cambiar mi pasado. Lo que necesito es una máquina del tiempo para vivirlo de nuevo". Esa máquina es el vagón de este tren. Porque la vida, en sí misma, es alucinante y maravillosa. Desde las alturas o desde el abismo lleno de flores.

[Tren Murcia-Barcelona, viernes 11 de Marzo, 2011]

Dire Straits, Romeo and Juliet


1 comentario:

Juan Ballester dijo...

No te vi por allí. Buenoooooooo.