23 abr 2015

Día del libro



Mi fe en el futuro de la literatura consiste en saber que hay cosas que solo la literatura, con sus medios específicos, puede dar.
ITALO CALVINO
 


Alguna vez he contado aquí cómo mi tía me regaló una vez un cuento de fábulas de La Fontaine que acabé memorizando, cómo en algún momento de aquel entonces encontré abandonados en una caja en la casa de la huerta de mis abuelos un libro de Edmundo de Amicis que había pertenecido a mi tío junto a la Crónica de una muerte anunciada que rescaté para mi tesoro personal... después me verían noches enteras leyendo debajo de las sábanas con la linterna amarilla que mi madre me había comprado para la inminente excursión al camping de Moratalla con los compañeros del colegio. Cuando llegó el momento de acampar, mi linterna ya no tenía pilas. Se habían consumido entre las mantas con el cuento mensual de Enrique, el protagonista de Corazón: diario de un niño. Yo tenía diez años.

Tal vez de la orden "¡Apaga la luz y duérmete!" de mis padres naciera el deseo de no obedecer, y aquel fascinante mundo clandestino que me esperaba allí debajo, lleno de aventuras, en mi universo particular, me ha traído hasta quien soy hoy. 

Esta mañana mi salón se ha llenado de sol y de historias: he tomado a Darío en mi regazo y le he ido leyendo El gigante pequeño, Las dos nubes amigas, El payaso que no quería hacer reír... Y él ha escuchado atento y quietecito... hasta que ha querido coger los cuentos, tocarlos, morderlos. Ojalá los siga devorando cuando sea mayor con la misma curiosidad que hoy ha demostrado tener: la literatura es el mejor regalo que podré hacerle nunca. 





1 comentario:

Anónimo dijo...

Por dios qué foto. Dice muchas cosas que no se pueden decir con las palabras. Una maravilla.