14 dic 2009

Aquel blanco de hoy




En días como éstos yo fui una vez joven.
Miraba la ventana contemplando asombrada
aquella magia blanca que caía del cielo.
No hubo allí otro tiempo, no fui entonces dueña
del calor de la lumbre que llenaba la estancia
ni de mi madre ajena a cuanto acontecía
partiendo las almendras de dulces navideños.
Era grande el misterio, era inmensa la dicha:
salíamos a la calle, hacíamos el muñeco.
Aún hoy puedo contemplar mis viejos guantes rojos
cubriendo nuestro juego, adornando la estampa.


Hoy, como entonces, siento que todo se me escapa,
que otros callan en sus labios la llave de mi luz.
Sé que mi tiempo ha huido, que mis guantes perdidos
ya no cubrirán el frío de este día gris.
La inocencia de entonces se perdió para siempre.
Sin embargo conservo el fuego de la lumbre
pegado aquí a mis huesos, y mi madre me llama,
y me dice que hay migas, y que regrese pronto.


Puede que la vida sea más o menos así:
la nieve que habitaba la casa de la infancia
o un abismo vacío de esta casa de adulto.
Entre risas y lágrimas,
entre claros y oscuros,
pasan,
lentos,
los días.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

"Silenciosos, ahora, los amores
son icebergs errantes del pensar"

siempre es el único motivo por el que una se interna en la nieve,
creo

(los versos son de Joan Margarit)

S.

sito dijo...

yo creo que dentro de todos habita aún parte de ese niño que fuimos y que aún somos. En él radica aún la ingenuidad, la alegría, la felicidad que nos dan las pequeñas cosas de la vida. Yo nunca renunciaré a él, él es yo, parte de mi ser... no es pasado, es aún presente.

y respecto a la nieve...opino como este señor argentino

http://www.youtube.com/watch?v=Kj4uEAHAimM

Anónimo dijo...

Somos lo que hemos sido en la misma medida que lo que soñamos ser. No dejes que el tono elegíaco (tan cultivado por otros) de tus emotivos versos se tiña de un halo gris, derrotista.

Isabel Martínez Llorente dijo...

@S: ¡El calentamiento global acabará con todos los icebergs! :) Preciosos versos que no conocía...

@Sito: Ésa es la postura ideal, el sentimiento ideal. Muy divertida la escala descendente de valoración de la nieve del enlace; pobrecillo, si es que al final nos pasa como con el poema "Al volante del Chevrolet" de Pessoa, si voy a Sintra quiero quedarme en Lisboa, y si voy hacia Lisboa quiero permanecer en Sintra...

@Anónimo: Queda poético decirlo de tal modo (del modo en el que tú lo dices), pero en realidad no somos más que lo que de verdad somos y sólo estamos donde estamos pisando tierra; con respecto a los sueños, ya lo dijo Calderón... Pero ¡qué bello lo has enunciado! Me gustaría creerlo.

Gracias por vuestras aportaciones y perspectivas, sugerentes...