4 dic 2009

Y más la piedra dura porque ésa ya no siente...

























Hace un par de fines de semana, paseando por el parque de El Retiro entre el bullicio de la gente, un chico hacía esta pompa de jabón que quería ascender hasta tocar el cielo. Nunca lo llegó a alcanzar: las manos de la gente la vapulearon con tanta fuerza que la pompa, frágil, hecha de silencio y de aire, fabricada de un soplo oculto desde lo hondo del pecho, no tuvo más salida que difuminarse en minúsculas gotas al contacto con la realidad. Era demasiado hermosa para volar tan alto.



Miré al suelo y entonces la vi: era la hoja seca de antaño. Los caminos marchitos vuelven a transitarnos. Pero aquel domingo aún estaba reverdecida en su centro.



7 comentarios:

Sebastián Mondéjar dijo...

Preciosas fotos, Isabel. No sé si cito bien, pero creo que fue JRJ quien escribió: "Raíces y alas, sí; pero que que las alas arraiguen y las raíces vuelen". Ya veo que tú estás erguida, atenta a cuanto acontece en esa vertical.

En realidad yo creo que esa pompa sí que alcanzó el cielo. Hasta esa hoja caída sigue aún tocando el cielo.

Por cierto..., se parece mucho a la hoja de la "maría".

Salud y un fuerte abrazo.

Isabel Martínez Llorente dijo...

Querido Sebas: me quedo con el abrazo, necesario. No estoy tan segura de que exista cielo (una no puede estar segura nunca ni siquiera de lo que parece evidente). Cuando todo se disfraza de palabras, el engaño cobra forma, como la forma engañosa de una pompa de jabón que al final es nada. Algo vacío. Aire estéril.

No sé si esa hoja es de "maría", pero sí, tienes razón, se parece.

Y como siempre, acertada y precisa la cita de JRJ que no conocía.

Otro abrazo, salud y gracias...

SITO dijo...

Hola Guapa!!

La verdad es que me has sorprendido. Escribes muy bien... añadele una pizca de asertividad y estaré frente a un ser divino.

saludos, JL (sito)

Isabel Martínez Llorente dijo...

Hola Sito! La verdad es que me voy dejando la asertividad cada día por donde me muevo, luego, a solas, me viene encima un halo de cierta ... llámalo como quieras (pero sólo me sale escribir cosas con tintes nostálgicos).
En fin, en resumidas cuentas, me considero asertiva, o positiva, o sonriente. Éso siempre: procuro no perder la sonrisa (aunque muchos días se me extravíe en los recovecos de los destinos contrariados).
Lo demás, lo de ser divino, es otra historia. Soy muy terrenal, muy de aquí y muy de ahora.
Un abrazo.

sito dijo...

Bueno, pues dejemoslo en un "ser adorable" :)

Didac Udagoien dijo...

ya sabes que Ícaro, mientras se precipitaba al mar, sentía todo el azul del cielo en sus brazos...

volaba.

Isabel Martínez Llorente dijo...

Y sin embargo cayó... cayó y desapareció. Aunque "confieso que he vivido", como diría mi querido Neruda. Éso sí. Siempre.
Al caer al abismo infinito sentí el azul en mi ser. Y no tiene precio. Gracias, Didac, por acercarme a Ícaro y permitirme volar en su vuelo, que fue un poco el mío.