Me quedaba el último cigarrillo. Sólo uno. Y lo he fumado esta mañana. ¿Podré dejar de fumar? Espero que no… porque seguiré Viviendo.
8 comentarios:
Anónimo
dijo...
Qué gran valiente pequeña cobardía, qué débil fortaleza, o qué fuerte debilidad... El gesto y la declaración, ambas unidas en una voluta de humo que elevas por encima de las prohibiciones, de lo correcto, de lo recomendable y lo atildado. Gracias. G.
Querida fumadora. Es bellísmo lo que escribes pues entiendo tu arraigo a ese humo que a veces te da vida. Una calada puede evaporar recuerdos y hacerte sentir diferente por unos segundos. Si es así, el tabaco debería estar siempre permitido. Saludos nicóticos.
¿Has vuelto al vicio? ains, ains.... Bueno, siempre he dicho que la vida son vicios, desde el vicio de respirar al de dormir, pasando por el de dormir o ir de fiesta. ¿Qué quieres que te diga Isabelica?... nadie podrá reprocharte jamás nada, porque todos tenemos algún que otro vicio o vía de escape. ¿Acaso podré yo dejar de usar disolvente universal?... Un saludo. Pedro A.
Pues yo digo que me alegro de que fumes cuando la vida te lo pida, porque sólo tú tienes ese estilo de diva de cine en blanco y negro, sobre todo cuando enciendes el cigarro. Y los demás nos quedamos ... contemplándote en tu universo de humo y sonrisas. Un beso guapa! Cuando quieras seguimos charlando de mitos y utopías.
La verdad es que la impresión que tengo es que cualquier vicio llama al comentario, es decir, a la polémica. ¿Será que en el fondo nos va lo tildado de prohibido? ¿Que nos gusta movernos en los límites de lo aceptable y lo menos aceptable? Y sobre todo... ¿por qué llamar "vicios" a los "placeres"? Las palabras están cargadas de semas que van más allá del diccionario. Yo quiero decir que fumé ese cigarrillo muy feliz después de una intensísima semana, casi infinita, llena de creatividad, buen humor y reencuentros, que me sentó divinamente, y que lo volvería a fumar (algo que haré) cuando el cuerpo me lo pida, o cuando la ocasión lo requiera. No puedo evitarlo, tal vez... no quiero evitarlo. Al margen de eso, tampoco es tan malo para los demás, ¿no? Elijo, en mi libertad, "auto-agredirme"... Y ya que voy por esta línea, querida Natalia, ¡BIENVENIDA! Qué sorpresa encontrarme con tu comentario. Yo prefiero la bici, además me encanta tirarme cuesta abajo, sin frenos y sin manos. Soy así de suicida en todas las facetas de mi existencia. Y prefiero no despertar demasiado. Si lo hiciera, dejaría de ser yo. (Por eso te quiero tanto, porque ¡ahí estás tú para acolchar las caídas!) Gracias...
A G. sólo puedo agradecerle sus palabras y su contundencia, y ¡qué bien escribes, Querido! Algo me conoces, lo de "débil fortaleza" me cae encima como esta lluvia de hoy.
A los anónimos y los ortónimos... gracias por pasaros por este rincón azul, muy azulado a estas alturas del invierno. Muchas gracias por darle vida. Y gracias por los piropos, por los humos positivos, por los consejos...
(Pedro A. no dejes el disolvente universal, si no... ¡no te saldrán esos ocres que son parte de tu "yo"!)
8 comentarios:
Qué gran valiente pequeña cobardía, qué débil fortaleza, o qué fuerte debilidad... El gesto y la declaración, ambas unidas en una voluta de humo que elevas por encima de las prohibiciones, de lo correcto, de lo recomendable y lo atildado. Gracias.
G.
Querida fumadora. Es bellísmo lo que escribes pues entiendo tu arraigo a ese humo que a veces te da vida. Una calada puede evaporar recuerdos y hacerte sentir diferente por unos segundos. Si es así, el tabaco debería estar siempre permitido.
Saludos nicóticos.
¿Has vuelto al vicio? ains, ains.... Bueno, siempre he dicho que la vida son vicios, desde el vicio de respirar al de dormir, pasando por el de dormir o ir de fiesta. ¿Qué quieres que te diga Isabelica?... nadie podrá reprocharte jamás nada, porque todos tenemos algún que otro vicio o vía de escape. ¿Acaso podré yo dejar de usar disolvente universal?...
Un saludo.
Pedro A.
Isabel, si la vida te lo pide, fuma.
Pero fumar no es más que una opción, así que no hagamos anónimas apologías.
Pues yo digo que me alegro de que fumes cuando la vida te lo pida, porque sólo tú tienes ese estilo de diva de cine en blanco y negro, sobre todo cuando enciendes el cigarro. Y los demás nos quedamos ... contemplándote en tu universo de humo y sonrisas.
Un beso guapa!
Cuando quieras seguimos charlando de mitos y utopías.
Apología de la libertad, no del tabaco. Y de la valentía, no de la debilidad. O sí, quién sabe, por qué no. Apología de la vida.
G.
Isabelita, deja de fumar... ¿nos vamos a andar?
Por cierto... Has despertado?
Bueno... no sé por dónde comenzar.
La verdad es que la impresión que tengo es que cualquier vicio llama al comentario, es decir, a la polémica. ¿Será que en el fondo nos va lo tildado de prohibido? ¿Que nos gusta movernos en los límites de lo aceptable y lo menos aceptable? Y sobre todo... ¿por qué llamar "vicios" a los "placeres"? Las palabras están cargadas de semas que van más allá del diccionario.
Yo quiero decir que fumé ese cigarrillo muy feliz después de una intensísima semana, casi infinita, llena de creatividad, buen humor y reencuentros, que me sentó divinamente, y que lo volvería a fumar (algo que haré) cuando el cuerpo me lo pida, o cuando la ocasión lo requiera. No puedo evitarlo, tal vez... no quiero evitarlo. Al margen de eso, tampoco es tan malo para los demás, ¿no? Elijo, en mi libertad, "auto-agredirme"...
Y ya que voy por esta línea, querida Natalia, ¡BIENVENIDA! Qué sorpresa encontrarme con tu comentario. Yo prefiero la bici, además me encanta tirarme cuesta abajo, sin frenos y sin manos. Soy así de suicida en todas las facetas de mi existencia. Y prefiero no despertar demasiado. Si lo hiciera, dejaría de ser yo.
(Por eso te quiero tanto, porque ¡ahí estás tú para acolchar las caídas!) Gracias...
A G. sólo puedo agradecerle sus palabras y su contundencia, y ¡qué bien escribes, Querido! Algo me conoces, lo de "débil fortaleza" me cae encima como esta lluvia de hoy.
A los anónimos y los ortónimos... gracias por pasaros por este rincón azul, muy azulado a estas alturas del invierno. Muchas gracias por darle vida. Y gracias por los piropos, por los humos positivos, por los consejos...
(Pedro A. no dejes el disolvente universal, si no... ¡no te saldrán esos ocres que son parte de tu "yo"!)
Un utópico beso nicótico para cada uno.
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